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La negociación

 


Introducción

12 de octubre de 2012. José Luis Salso Rodriguez.


Entendemos como negociación cosas muy diferentes, el regateo en un zoco o mercado callejero para obtener el mejor precio por cualquier baratija y también el largo y complejo proceso que puede dar como resultado el fin de una guerra o la construcción de una gran planta industrial.
Incluso cualquier venta puede considerarse como un caso especial de negociación, como consecuencia del cual se produce un intercambio de dinero por un producto o servicio. No voy a tratar de definir la negociación, partiremos del concepto intuitivo del lector, sabiendo que esto supone una cierta ambigüedad, pero por otro lado ese concepto será más rico y más compresivo que cualquier definición que pudiéramos plantear.
La diferencia fundamental entre distintos tipos de negociación será la complejidad, la duración y la presencia de todas las fases del proceso de negociación o la  ausencia de alguna o de la mayoría de ellas.
Dicho de otra manera, el regateo en el mercadillo, será una negociación que se produce en minutos en lugar de días, meses o años; en que no aparecen las fases de planificación y seguimiento; en que sólo intervienen dos, o a los sumo tres personas, en lugar de decenas, y en la que, en definitiva, lo que está en juego en una pequeña parte de los intereses de las partes.
Si uno busca ”negociación” en Google, aparecen cuarenta y cinco millones de entradas, si busca el término "negotiation" en Amazon.com, los títulos devueltos son más de veinte y un mil quinientos. Esta enorme cantidad de información sobre la negociación, me sugiere dos ideas, es un tema de gran interés y la segunda es que, como de la mayoría de los temas, es posible que no se pueda decir algo nuevo, pero mi intención aquí no es decir algo nuevo, sino  compartir con el lector, mi experiencia y aquella información que durante mi carrera profesional me ha parecido más útil. Espero seros útil y sobre todo no aburriros.


La negociación como habilidad.

14 de octubre de 2012. José Luis Salso Rodriguez.


Las personas, básicamente, adquirimos dos tipos de conocimientos, aprendemos cosas y aprendemos a hacer cosas. Lo primero lo llamamos conocimientos teóricos, lo segundo conocimientos prácticos o habilidades. En realidad las dos formas de aprendizaje se parecen en el sentido de que ambos requieren de repetición, la mejor forma de aprender, ya se sabía hace más de dos mil años, es la repetición espaciada. Pero mientras que la adquisición de conocimiento teórico, se basa en el estudio, la lectura, la reflexión y el intercambio de pareceres, la adquisición de habilidades se basa en la práctica, en la adquisición de hábitos. Las habilidades por antonomasia, son el deporte  y la música, las personas que llegan a la élite en estas actividades, nacen con una especial predisposición, comienzan su vocación a edades tempranas, pero eso no basta, practican, practican y practican a diario. No es raro que estos profesionales dediquen varias horas diarias a entrenar o ensayar.
Tengo una mala noticia, la negociación es una habilidad, y por consiguiente, la mejora solo se consigue mediante la práctica, no leyendo libros o artículos. Pondré un ejemplo para ilustrarlo. Supongamos que somos aficionados al fútbol, los domingos jugamos con nuestros amigos, por un azar tenemos la oportunidad de pasar una mañana con Ronaldo, o con Messi, en que nos enseñan a tirar faltas ¿Habremos mejorado radicalmente nuestra habilidad para lanzar faltas en nuestro partido del siguiente domingo? Lo dudo. Seguramente nos habrán explicado su técnica, en el caso improbable que lo sepan explicar, pero aún así, solo la práctica, el lanzar cientos o miles de faltas nos permitirán mejorar nuestra técnica goleadora. Otro ejemplo de la diferencia entre el conocimiento, “saber”, y “saber como”, habilidad, es el montar en bicicleta. Si acudimos a la física, descubriremos que lo que mantiene una bicicleta en pie es la ley de la conservación del momento angular, pero los niños aprenden a montar en bicicleta sin saber lo que es el momento angular, y seguramente saber lo que es no ayuda a mantener el equilibrio.
La negociación es una habilidad, y sobre todo requiere práctica, pero aún es peor, en realidad un buen negociador, requiere varias habilidades, debe ser una persona analítica a la hora de analizar la situación, debe tener lo que, durante los últimos años se ha llamado, inteligencia emocional  y capacidad de comunicación y persuasión; y voluntad y persistencia para ejecutar la estrategia que se haya planteado. En realidad, la negociación es una habilidad compuesta de otras, que son las mismas que se requieren para ser un buen directivo o un buen líder, no conozco a ningún buen dirigente que no sea un excelente negociador y esto es así porque las habilidades que se requieren para la negociación y el liderazgo son las mismas.
Por tanto, analicemos cuales son las habilidades subyacentes a la habilidad negociadora y empecemos a practicar estas habilidades cada vez que tengamos oportunidad.


Las fases de la negociación

16 de octubre de 2012. José Luis Salso Rodriguez.


Tendemos a identificar la negociación con la comunicación cara a cara que se produce en la mayoría de las mismas, pero en realidad consta, como cualquier otra tarea de tres fases, una primera de planificación, la negociación propiamente dicha y una última de seguimiento. 

En la fase de planificación será bueno que recojamos tanta información como sea posible tanto de nuestra parte negociadora, como de la parte contraria: nuestros objetivos, las alternativas que tenemos a la negociación, volveremos sobre este tema, y la misma información sobre la parte contraria. Por supuesto toda la información que pueda recabarse sobre las personas, tales como personalidad, intereses, poder en sus organizaciones o posibles agendas personales.

En las negociaciones más complejas, y en aquellas que se producen de forma cíclica la fase de seguimiento es de suma importancia, en ella habrá que asegurarse de que se cumplen los compromisos, habrá que interpretar y resolver posibles discrepancias y habrá que crear el ambiente de confianza y colaboración que suele ser imprescindible para asegurarse de que los acuerdos que se negocias se ponen en práctica. Pero incluso en las negociaciones más sencillas y triviales, siempre será útil hacer un análisis de cómo ha funcionado la negociación, si nos hemos atenido a nuestro plan, que hemos hecho bien y en que nos hemos equivocado y tenemos que evitar en el futuro.


La fase de planificación de la negociación: la sopa de letras BATNA y ZOPA

  20 de octubre de 2012. José Luis Salso Rodriguez.


Antes de iniciar la negociación deberemos reunir el máximo de información sobre nuestra posición y sobre la posición de la otra parte, y decidir en que escenario nos gustaría que se celebrara la misma, en concreto deberíamos reflexionar sobre las siguientes cuestiones:
- ¿Cuál es el mejor ritmo de negociación?
- ¿Cómo deben ser los contactos con la otra parte? ¿Cara a cara, por mail o correo, teléfono o cualquier otro medio?
- ¿Quién o quienes deben participar en las negociaciones? ¿Qué papel debe desempeñar cada uno?
- ¿Qué lugares son los más apropiados para la negociación?
- ¿Existen terceras partes que nos interese involucrar? ¿Expertos, árbitros?
Y sobre todo hay que reflexionar sobre qué queremos obtener como consecuencia del proceso de negociación. Un concepto básico es el BATNA (Best Alternative To a Negotiated Agreement), o en español  la MAAN (Mejor Alternativa a un Acuerdo Negociado). ¿Qué ocurrirá si no alcanzamos un acuerdo? El BATNA o MAAN, es la mejor de las alternativas cuando no se alcanza un acuerdo. Es evidentemente muy distinto que nuestro BATNA sea bueno o no y por supuesto necesitaremos investigar el BATNA de la parte contraria. El análisis de ambos BATNA, define de alguna manera el marco de la negociación, y el equilibrio de poder. Si ambos BATNA son buenos es menos probable que la negociación se cierre con éxito que si ambos BATNA son pobres; y si el BATNA de una de las partes es muy superior a la de la otra, lógicamente la parte con mejor BATNA, tendrá, en principio, más poder para desequilibrar el acuerdo en su favor, pero tengamos en cuenta que muchas veces la negociación se desarrolla sin que conozcamos el BATNA de la otra parte, podemos suponerlo, pero no siempre dispondremos de la información suficiente para conocerlo con certeza.
Otro concepto importante es la ZOPA (Zone of Possible Agreement), o zona de posible acuerdo. Este concepto se ilustra mejor con un ejemplo gráfico, supongamos que representamos en un plano todos los puntos de representan un acuerdo aceptable para una de las partes y seguidamente hacemos lo mismo con la otra parte. Existen dos posibilidades, que los conjuntos sean disjuntos y no tengan ningún punto en común, o que ambos conjuntos de puntos se solapen en parte. La zona de solapamiento se llama ZOPA. Todos los puntos en la ZOPA representan situaciones en las que ambas partes consideran que un acuerdo es aceptable. Si no existe una ZOPA, quiere decir que no existe ninguna alternativa de acuerdo que sea aceptable para ambas partes, y por lo tanto el acuerdo es improbable.
El tercer y cuarto conceptos importantes son el Objetivo de la Negociación y El Resultado Mínimo Aceptable. El resultado mínimo aceptable, estará muy relacionado con el BATNA y en ocasiones puede estar muy próximo. En cuanto al objetivo, es obvio que siempre que se aborda una negociación, se tiene un objetivo, pero con frecuencia, se olvida hacerlo explícito, lo que puede provocar decisiones equivocadas durante el proceso de negociación. Es importante comenzar la negociación habiendo fijado claramente un objetivo explícito.


La negociación competitiva y colaborativa, repartir la tarta frente a hacer crecer la tarta

  23 de octubre de 2012. José Luis Salso Rodriguez.


Una de las disyuntivas que se presentan en el momento de fijar una estrategia negociadora, es decidir que parte de nuestro esfuerzo va a estar dirigido a colaborar con la otra parte, haciendo crecer la tarta, y que parte vamos a dedicar a obtener el pedazo de tarta más grande posible. Dicho de otro modo, como vamos a guardar un equilibrio entre “crear valor” y “reclamar valor”.

Desde un punto de vista puramente teórico, la mejor opción sería seguir una estrategia colaborativa, en la que el principal objetivo fuera crear valor y posteriormente pasar a la fase de distribuir el valor creado. Pero en la práctica va a depender de la estrategia de la otra parte, si la parte contraria elige una estrategia competitiva y reclama todo el valor creado, la estrategia colaborativa, puede no ser posible, o al menos deseable.

En cualquier caso, ¿Cómo se Crea Valor? La creación de valor en una negociación, se basa en el principio de que la misma cosa, tiene distintos valores para distintas personas. Es un principio similar al que hace posible el comercio internacional, distintas naciones tienen distintas ventajas competitivas, y el intercambio de mercancías o servicios es un proceso que crea valor. Después del intercambio ambas naciones son más ricas. Pero ilustrémoslo con un cuentecillo que se utiliza, tradicionalmente, en los libros y artículos sobre negociación para explicar este principio. Supongamos dos hermanos, llamémosles Julia y Juan. Ambos quieren una naranja, pero desafortunadamente sólo queda una en casa, ambos empiezan a negociar como repartirse la naranja, y después de mucho discutir, deciden que lo mejor es repartirla como buenos hermanos y así lo hacen. Pero en realidad podrían haber llegado a un acuerdo mucho más beneficioso para ambas partes, porque Julia en realidad quería la naranja para añadir la piel como ingrediente de un pastel y en realidad desecho la pulpa. Por otro lado Juan, quería comerse la naranja y desechó la piel. Si ambos hermanos hubieran pelado la naranja, Julia se hubiera quedado con toda la piel para el pastel, y Juan toda la pulpa,  ambos habrían recibido el doble de lo que querían que en el primer acuerdo, renunciando a algo que no tenía valor para ellos.

Este proceso de creación de valor, siempre es bueno hacerlo, aunque en la práctica requiere de paciencia, experiencia y sobre todo de un clima de colaboración entre las dos partes que permita intercambiar información sobre que el valor que cada cosa susceptible de ser intercambiada durante la negociación tiene para cada una de las partes. Si este clima de confianza y colaboración se consigue, no es raro encontrar cosas que no tienen apenas coste para una de las partes y sin embargo son valiosas para la otra.


La inteligencia emocional como habilidad clave en la negociación "en la mesa".

  1 de noviembre de 2012. José Luis Salso Rodriguez.


La Inteligencia Emocional como habilidad clave en la negociación “en la mesa”.
En el número de noviembre de 2012 de Harvard Business Review, aparece un artículo muy interesante de David A. Lax y James K. Sevenius titulado “Deal Making 2.0, A Guide to Complex Negotiations”, donde enfatizan la importancia de la cuidadosa planificación de las negociaciones complejas “fuera de la mesa” y proponen una metodología de siete pasos para abordar este tipo de negociaciones. 

Pero volvamos a nuestro hilo. La negociación es una habilidad que se sustenta en habilidades subyacentes. La primera de estas habilidades subyacentes es la capacidad de análisis y planificación que son críticas sobre todo en la fase de planificación y diseño de la estrategia; la tercera es la capacidad de implementación, voluntad, persistencia o capacidad de ejecución, en esencia la capacidad de llevar a cabo aquello que se planifica; la segunda, de la que me voy a ocupar continuación y que es la más importante en la fase de negociación “en la mesa”, es la capacidad de comunicación y persuasión o lo que en los últimos años se ha venido llamando Inteligencia Emocional de un modo más amplio. 

En el año 1995, Daniel Goleman publicó un libro llamado Inteligencia Emocional de enorme éxito e influencia. Su principal tesis era la siguiente: “Los procesos de selección y promoción de las compañías, especialmente las grandes, y el sistema educativo promovía la inteligencia general, por ese motivo en las empresas contaban con empelados “inteligentes”, pero esos mismos sistemas de promoción y formación no tenían en cuenta habilidades sociales y otras cualidades blandas, de modo que en la práctica, éstas habilidades eran las que marcaban la diferencia entre los profesionales y eran predictoras del éxito”. Esta afirmación que sigue siendo válida en gran medida en la actualidad, ha hecho que las empresas hayan cambiado su foco y que hayan incorporado a sus procesos de desarrollo y selección las habilidades que Goleman bautizó como Inteligencia Emocional. ¿Cuáles son estas habilidades? Goleman distingue las siguientes:

•    Autoconocimiento. Ser capaz de identificar las emociones y sentimientos propios, las propias capacidades y utilizar esta información para tomar decisiones.

•    Autoregulación. Autocontrol. Utilizar las emociones propias para favores los propios objetivos.

•    Motivación. Capacidad de perseguir nuestros objetivos a pesar de las dificultades y contratiempos. Yo lo llamaría automotivación.

•    Empatia. Ser capaz de identificar correctamente los sentimientos y motivaciones de otras personas y analizar la realidad desde su perspectiva, ser capaz de ponernos en su lugar.

•    Habilidades sociales. Capacidad para leer las situaciones sociales con exactitud, manejar las emociones, comunicar y persuadir, conseguir la cooperación de otros y liderar.

Es evidente que la Inteligencia Emocional, tal como la define Goleman en su libro “Working with Emotional Intelligence”, es una habilidad clave para llevar adelante una negociación, la puesta en práctica de las tácticas de negociación “en la mesa”, dependen de nuestra capacidad de interpretar las motivaciones y emociones de la otra parte, de nuestro autocontrol, de nuestra persistencia y por supuesto de nuestra capacidad de comunicar de forma efectiva y persuasiva. Gran parte de la literatura sobre negociación trata sobre “tácticas” y anécdotas, que no son en último término que Inteligencia Emocional. Volveremos a hablar sobre este tema.

Negociando acuerdo duraderos

  14 de noviembre de 2012. José Luis Salso Rodriguez.


A veces, por ejemplo si vendemos nuestra casa, una vez cobrada y entregada, no tendremos intención de volver a ver al comprador. Pero en muchas otras ocasiones, en especial en los negocios, la firma de un acuerdo o el cierre de una negociación será el punto de arranque de un proceso de negociación continuo. He repasado, de forma somera, las dos primeras fases de la negociación, preparación, y ejecución “en la mesa” y ahora dedicaré un breve comentario al seguimiento o postnegociación.

En muchas ocasiones oímos frases como “un trato es un trato” o “los cuerdos son sagrados”, normalmente cuando una de las partes empieza a echarse atrás en un acuerdo o aparecen diferencias en lo acordado durante la negociación. ¿Qué podemos hacer para asegurarnos de que la puesta en práctica de un acuerdo se va a realizar exitosamente? Yo sugeriría al menos cuidar tres aspectos:


Salvo caso puntuales, en que la negociación es algo puntual y una vez alcanzado el acuerdo y ejecutado el acuerdo las partes no se vuelvan a encontrar, el seguimiento de un acuerdo es la parte más importante de la negociación, porque dependiendo como se ejecute, hará más fácil o difícil las negociaciones futuras entre las mismas partes.

El arte de la Negociación

  20 de noviembre de 2012. José Luis Salso Rodriguez.


En 1981, Roger Fisher y William Ury, ambos del Proyecto de Negociación de Harvard, publicaron un libro titulado “Getting to Yes. Negotiating Agreement Without Giving In”, este libro es posiblemente el más citado en relación al tema de negociación y gran parte de todo lo que se escribe y se enseña de negociación, procede, está inspirado y directamente copiado de este libro. Yo lo conocí al final de los años 80, todavía tengo por casa la tercera reimpresión del año 1985, de la edición de la traducción de 1984 titulado en español: “Obtenga el Sí. El Arte de Negociar sin Ceder”. He releído el libro un par de veces desde entonces, y sigue manteniendo su validez, de hecho si el lector no hubiera leído ningún libro de negociación, y me pidiera que le recomendara sólo uno, sin duda mi recomendación se inclinaría por el libro de Fisher y Ury. Getting to Yes, advierte que las metodologías utilizadas hasta entonces en la negociación adolecen de falta de eficiencia y en general tienden a dañar las relaciones, tradicionalmente se distinguen dos estilos de negociación, duro y blando, pero ninguno de ellos logra los mejores acuerdos en la práctica. Los autores proponen un nuevo paradigma de negociación basado en cuatro principios:

En muchas ocasiones las dificultades en las negociaciones son más problemas de personas que problemas de fondo, en estas situaciones, la recomendación es tratar los problemas personales de forma separada, textualmente: “Tratar con técnicas psicológicas, los problemas psicológicos”

Las personas y las organizaciones tenemos intereses, estos interés en la mayoría de los casos están muy ligados a las necesidades básicas de los seres humanos como seguridad y reconocimiento, las posiciones negociadoras en general ocultan esos intereses, y normalmente es más valioso para ambas partes, conciliar los intereses que las posiciones. Conciliar intereses suele se un proceso en que se hace “crecer la tarta”, mientras que el enfrentamiento de posiciones en un proceso enfocado a “repartir la tarta”.

Generar alternativas, de forma progresiva con al otra parte es un proceso que por un lado ayuda a desvelar los intereses y por otra parte ayuda a preservar la relación.

No siempre es posible acudir a una opinión objetiva, pero cuando existe debemos utilizar patrones objetivos, ya sean precios de mercado, antecedentes, árbitros. El patrón objetivo ayudará a la percepción de justicia del acuerdo y por tanto a hacerlo más duradero.

Fisher y Ury, mantiene que esta metodología es la adecuada para “casi” todas las negociaciones. Años después hay autores que han publicado libros criticando la aproximación de Fisher y Ury, en especial su enfoque colaborativo, ya comentaré el libro más conocido cuyo titulo, bien expresivo es “De entrada diga no”.


Estilos de Negociación. ¿Se puede negociar en un minuto?

29 de noviembre de 2012.. Jose Luis Salso Rodriguez.

El modelo de negociación de Harvard, que expusieron de forma tan brillante Fisher y Ury, es seguramente el mejor método de negociación para “casi todas las circunstancias”, pero como también comentaban estos autores, hay ocasiones en que hay que utilizar otras estrategias de negociación. ¿Cuál mi experiencia personal? Mi experiencia negociadora de veinte años, me ha enseñado que el método de Harvard es efectivamente el mejor y casi siempre es el más efectivo, pero requiere que la otra parte muestre un mínimo de colaboración y actúe de buena fe. Si la estrategia de la otra parte es intransigente y se basa en la presión, el engaño y la amenaza, utilizar el modelo colaborativo supone ceder en exceso frente a la otra parte y alcanzar acuerdos desequilibrados. Respecto a los estilos de negociación, tanto los que adoptamos nosotros, como los que adopta la otra parte, hay un librito, lo llamo librito por su brevedad, titulado “El Negociador al Minuto”, de Don Hustson y George Lucas, prorrogado por Ken Blanchard, autor del famosísimo libro “Ejecutivo al Minuto. Para identificar los estilos de negociación más habituales identifican dos dimensiones, grado de cooperación y proactividad. Combinando estas dos variables en dos niveles, obtenemos cuatro estilos básicos de negociación

El libro incluye un pequeño test para averiguar cual es nuestro estilo predominante. El estilo acomodaticio es propio de situaciones donde predomina la relación sobre la tarea, por ejemplo en el ámbito de la amistad o la familia. La recomendación general es elegir el estilo más conveniente en cada situación, en general empezar por el estilo colaborativo y si vemos que la otra parte utiliza el estilo competitivo pasar a este segundo estilo.


Negociando con Confianza

 8 de diciembre de 2012.. Jose Luis Salso Rodriguez.

 

En el número de diciembre de Harvard Business Review (HBR December 2012), en la página 26, aparece una breve reseña sobre el tema de la confianza en la negociación titulada “In Global Negotiations, It´s All About Trust”. Los profesores Brian Gunia, Jeanne Brett y Amit Nanddkeolyar, después de quince años de investigaciones, han desarrollado una metodología para evaluar el grado de confianza entre dos partes y a partir de esta evaluación definen tres gniveles de confianza. De acuerdo del grado de confianza, proponen distintas estrategias negociadoras. Señalan además un aspecto mu interesante, que se refiere a que la confianza es especialmente importante cuando al menos una de las partes pertenece a la cultura oriental, incluyendo Japón e India, y cuando las dos partes proceden de culturas diferentes. El articulo, de apenas una página no da muchos detalles sobre las investigaciones, ni sobre la metodología, pero me parece interesante porque pone de relieve algo que ya sabíamos intuitivamente y de lo que ya habíamos hablado: “Cuanto mayor es el grado de confianza entre las partes negociadoras, más probable es alcanzar un acuerdo satisfactorio, y cuando por el contrario falta la confianza, el obtener un buen acuerdo es improbable y difícil”.


La Negociación "En la Mesa": Tácticas de Negociación (1)

  22 de diciembre de 2012.. Jose Luis Salso Rodriguez.


La mayor parte de lo que se ha escrito y se ha dicho sobre la negociación, se refiere a las diferentes tácticas que se pueden  adoptar durante el proceso comunicativo entre las partes, lo que se ha venido en llamar la negociación “en la mesa”, dado que normalmente se desarrolla alrededor de una mesa. Existen muchas fuentes de información  sobre este asunto y las iremos comentando. La teoría de juegos, la neuroeconomía , la teoría de la toma de decisiones e incluso la diplomacia y la política. Aunque si hubiera que agrupa todas estas disciplinas, seguramente la mayoría, sino todas, se podrían agrupar en el concepto de inteligencia emocional de Goleman.  Pero en la práctica todo el conocimiento teórico acaba convirtiéndose en intuiciones que unas veces funcionan y otras no.

Voy a contar una anécdota, del inicio de mi carrear profesional que creo que ilustra muy bien lo que quiero decir cuando me refiero a la intuición y a la experiencia negociadora. Había cerrado una venta muy importante para mí que suponía alrededor del cuarenta por ciento de mi objetivo anual y que también era una venta importante para la compañía, como el diez por ciento. Después de un largo proceso  de venta y cuando ya estaba tomada la decisión técnica, como pasa casi siempre en las grandes empresas, quedaba cerrar los últimos flecos con Compras, básicamente Compras aparecía al final buscando un descuento adicional. El director general, decidió acompañarme a la reunión y durante el trayecto fuimos comentando que como máximo podríamos hacer un 20% de descuento que era lo que ofrecíamos a nuestros distribuidores. El descuento ofrecido en la última oferta era del 5%. El comprador resultó ser un hombre corpulento, y de más de uno noventa de estatura. Después de unos cortos prolegómenos, nos planteó que como mínimo necesitaba un descuento adicional de 10 puntos y que la forma de pago en lugar de los 90 días acordados previamente se tenían que convertir en 180. Las condiciones no eran malas para nosotros, pero cuando volví la cara a mi jefe, vi que se había puesto totalmente pálido y que empezó a balbucear tartamudeando que eso era imposible. No sé si el comprador era inexperto o no estaba habituado a comprar productos de nuestra categoría, pero media hora después salimos con el pedido en la carpeta, y con un descuento adicional del 1,5% por pronto pago, acordando el pago a treinta días. Nunca he olvidado aquella reunión.  Con esta anécdota personal, quiero ilustrar, que las tácticas son infinitas, que es difícil predecir cuál funcionará, y que las mayoría de estos “trucos” han podido funcionar en unas circunstancias y para unas personas concretas, pero que no necesariamente tienen porque funcionar en otras circunstancias y con otras personas.

La Emoción en la Negociación.

 16 enero de 2013.. Jose Luis Salso Rodriguez.

 

El poder de las historias es indudable, basta decir que vas a contar una anécdota, e inmediatamente, los asistentes a la charla “se despiertan”, levantan su mirada de los teléfonos móviles y puedes contar con su atención durante cuatro o cinco minutos más.  Contaré otra anécdota sobre la negociación “en la mesa”, pero hoy mi comentario, a modo de inciso, se va a referir a la emoción en la mesa de negociación.  En el número de este mes de HBR (Harvard Business Review, January-February, pags. 96-103), el profesor de psicología Kimberlyn Leary, escribe un artículo sobre las emociones en la negociación. Nada esencialmente nuevo, pero enfatiza y la importancia de las emociones y cómo según se traten, pueden ayudar o impedir un buen acuerdo. Pone un ejemplo en el que la venta de una propiedad de tres millones de dólares que casi se aborta por una discusión sobre una lavadora de trescientos dólares.

 

Habla también  de un tercer perfil del negociador, del que ya habíamos hablado cuando comentamos el “Negociador al Minuto”, junto al competitivo y al colaborador, existe el evitador. El evitador, se siente incómodo presionando o siendo presionado y “firmará cualquier cosa” con tal de evitar una confrontación. Debemos estar alertas si nuestro perfil es evitador.

 

La idea más importante y que nos puede ser más útil del artículo de Leary, es que dada la importancia de las emociones en la negociación, la “preparación emocional”, debe formar parte de la preparación de la negociación, incluyendo, entre otros los siguientes aspectos:

- Qué emoción es la más adecuada para abordar la negociación.

- Cómo preparar la negociación requerida.

- Qué puede hacerte perder el equilibrio durante la negociación

- Cómo quieres sentirte al final de la negociación.

Dominar las emociones, no es sencillo, pero el incluir este aspecto en la preparación de la negociación, me parece un consejo excelente que todos deberíamos incorporar a nuestra rutina negociadora.

La Negociando con los puños desnudos.

 27 enero de 2013. Jose Luis Salso Rodriguez.

Negociando con los puños desnudos, (Bare Knuckle Negotiating) es un el título de un libro escrito por Simon Hazeldine. Cuando uno lee ese título, lo último que espera es encontrarse una cita de Stephen Covey en el texto, pero el capítulo dedicado a la discusión y argumentación, empieza precisamente con la popular cita de Stephen Covey, “Primero busca entender, para después ser entendido”.  En realidad, este libro es bastante convencional, y aunque promete enseñarte “lo que no te enseñarían en una escuela de negocios”, en la práctica el tratamiento de la negociación es muy próximo al modelo de negociación de Harvard.  Es verdad que dedica un capítulo al juego sucio, tema muy importante, pero su aproximación es básicamente la convencional. 

Alcanzar un acuerdo. El éxito de la negociación.

Jose Luis Salso Rodriguez. 3 de febreo de 2013.

Había prometido una segunda anécdota. Quiero ilustrar que en la práctica, hay una parte de la negociación imprevisible e irrepetible. Esta anécdota también ocurrió al principio de mi carrera, en una empresa diferente y con otro jefe, también gran negociador. Habíamos negociado un contrato importante con un cliente industrial que tenía una planta de fabricación a tres horas de coche de Madrid. Quedaban los últimos “flecos” y nos habían preparado una reunión a media mañana con el director general de la fábrica que tenía fama de duro e inflexible negociador. Cuando llegamos a la fábrica, el director salió a saludarnos y nos dijo que estaba en una negociación con el comité de empresa y que se iba a retrasar, pero que no nos fuéramos. Esperamos varias horas, y la reunión empezó pasadas las dos de la tarde, a esa hora después del madrugón, el viaje y la espera, estábamos cansados y hambrientos. Nuestro interlocutor, cogió el contrato y empezó a renegociar punto por punto, el proceso era lento y tedioso, él pedía una nueva concesión, nosotros explicábamos que las condiciones que ya se habían negociado con su equipo eran globales, y que si se modificaba ese punto, eso tenía implicaciones en algún otro lugar. De vez en cuando hacíamos una pequeña concesión. El director general del cliente, de vez en cuando volvía a algún punto anterior y se echaba atrás. Así transcurrió más de una hora y media, se empezaba a notar también fatiga en la parte contraria. En ese momento, nuestro interlocutor, volvió sobre un punto que se había cerrado al principio de la reunión. Nosotros habíamos hecho ya muchas pequeñas concesiones, que aisladamente eran de poca importancia, pero a esas alturas, tomadas en conjunto se empezaban a acercar al límite de lo que podíamos aceptar. En ese momento mi jefe, se echó para atrás en la silla, abrió las manos y dijo: “Ya no tengo más que darte, me queda el reloj – que se quitó teatralmente- y la calculadora, toma”. Y entrego un reloj de poco valor y una calculadora de plástico de las que se compran en los supermercados. El cliente miró de reojo, recogió el reloj, sonrió y contestó: “hecho”. El contrato se firmó dos días después una vez incorporadas las modificaciones acordadas. Luego me contaron el cliente guardaba el reloj en su despacho y lo enseñaba a modo de trofeo. No he vuelto a ver nada similar, pero lo que si he observado con frecuencia es que justo antes de llegar a un acuerdo, cuando la negociación ha ido bien, una de las partes lanza una señal, normalmente ligada al humor, la tensión se relaja y en muchas ocasiones, la otra parte recoge la señal y el acuerdo se cierra en unos minutos. Este ritual, se produce normalmente entre las personas de mayor jerarquía de cada parte.


© 2012-2013 José Luis Salso Rodríguez

Última actualización 3 de febreo de 2013. Last updated 3 Feb 2013.